Blog de la Asamblea 68/08

By libertarias acciones

ya pueden hecharle un ojo al blog de la asamblea 68/08

http://asamblea6808.blogspot.com/

pueden encontrar fotos de la marcha del 2 de octubre, trípticos, cuestionario...

¡¡por una lucha autónoma y popular!!

 

Frente al caos que se vive, la clase trabajadora ha venido soportando los embates de la burguesía en contra de sus condiciones de vida, así como también hemos visto como manipulan los intereses del pueblo para desviarlos hacia los intereses de los poderosos.

Nos referimos especialmente a como a través del falso dilema que por todos lados se nos ha impuesto en torno a la empresa estatal (estatización) y la empresa privada (privatización), diciéndonos los peligros que representan para nuestra economía la implantación de la administración de una u otra empresa, escondiéndonos el verdadero significado que cualquiera de ellas representaría para la clase trabajadora.

Por todas partes se ha venido intentando la privatización de la administración de los servicios públicos (limpia publica, parques y jardines, etc.) y rápidamente vemos como los amantes del Estado saltan a defender la administración estatal argumentando que si se privatiza ya no responderá a los intereses de la gente, que solo beneficiaría al dueño de la empresa, etc. y cuando nos dicen que la administración debería seguir siendo del Estado por que es una institución publica que vela por los intereses de la sociedad, responden rápidamente los partidarios de la privatización que el Estado ha sido incapaz e ineficaz para llevar a cabo esa función y que debemos dar un paso al progreso.

Sin embargo todo esto es una vil mentira!!! Y la burguesía se esta disputando el derecho de explotar a los trabajadores, ya que ni la empresa privada ni la estatal representan los intereses de la clase trabajadora si no que se representan a ellos mismos como patrones y utilizan toda esa hipocresía del beneficio del pueblo para beneficiarse ellos mismos, ya lo hemos podido corroborar a lo largo de nuestras vidas que ni la empresa privada ni la empresa estatal han mejorado las condiciones de vida de la clase trabajadora, ya que es lógico que el patrón defienda sus intereses monetarios y de poder explotando y oprimiendo, y al trabajador solo le queda aceptar lo que le imponen, viendo afectada su situación cada vez mas, sin poder defenderse ante estas acciones; ya que la ley esta creada a favor de los poderosos, los sindicatos están burocratizados y manipulados por el Estado y defienden los intereses del patrón y los lideres sindicales, hay una educación instaurada por las instituciones del Estado y el capitalismo que promueven la sumisión a la autoridad, la explotación del hombre por el hombre, la desigualdad de clases y la aceptación de toda orden por mas injusta que sea, así como la imposibilidad que genera el capitalismo de buscar mejores opciones de vida traduciéndolo todo en aceptar la injusticia de la patronal o prepararte para el desempleo.

Es así que la clase trabajadora debe romper con estos falsos dilemas creados por la burguesía que se encuentra en una pugna por el poder económico y político.
Nuestra tarea ahora es luchar por los intereses directos de nuestra clase trabajadora, romper con todo este sistema sindical vende-obreros en los que destacan la CTM, CROC, CROM, etc. y sus lideres, con los partidos políticos y su falsa democracia, con todas las instituciones del Estado y el Capitalismo que mantienen la opresión y la explotación y nos quieren calmar con migajas.
Es hora de emprender la acción directa (sin delegar a lideres ni burocracias), la organización asamblearia, igualitaria, anti-autoritaria, anti-capitalista y contra el Estado y promover aquel cambio revolucionario que solo nosotros podemos lograr.

¡¡A desatar Huelgas, construir organización libertaria, lucha de clases y mejorar nuestras vidas!!

Rodrigo Palacios

 


La humanidad ha caminado gran trecho desde aquellas remotas edades durante las cuales el hombre vivía de los azares de la caza y no dejaba a sus hijos más herencia que un refugio bajo las penas, pobres instrumentos de sílex y la naturaleza, contra la que tenían que luchar para seguir su mezquina existencia.

Sin embargo, en ese confuso período de miles y miles de años, el género humano acumuló inauditos tesoros. Roturó el suelo, desecó los pantanos, hizo trochas en los bosques, abrió caminos; edificó, inventó, observó, pensó; creó instrumentos complicados, arrancó sus secretos a la naturaleza, domó el vapor, tanto que, al nacer, el hijo del hombre civilizado encuentra hoy a su servicio un capital inmenso, acumulado por sus predecesores. Y ese capital le permite obtener riquezas que superan a los ensueños de los orientales en sus cuentos de Las mil y una noches.

Aún son más pasmosos los prodigios realizados en la industria. Con esos seres inteligentes que se llaman máquinas modernas, cien hombres fabrican con qué vestir a diez mil hombres durante dos años. En las minas de carbón bien organizadas, cien hombres extraen cada año combustible para que se calienten diez mil familias en un clima riguroso. Y si en la industria, en la agricultura y en el conjunto de nuestra organización social sólo aprovecha a un pequeñísimo número la labor de nuestros antepasados, no es menos cierto que la humanidad entera podría gozar una existencia de riqueza y de lujo sin más que con los siervos de hierro y de acero que posee. Somos ricos, muchísimo más de lo que creemos. Ricos por lo que poseemos ya; aún más ricos por lo que podemos conseguir con los instrumentos actuales; infinitamente más ricos por lo que pudiéramos obtener de nuestro suelo, de nuestra ciencia y de nuestra habilidad técnica, si se aplicasen a procurar el bienestar de todos.

2
Somos ricos en las sociedades civilizadas. ¿Por qué hay, pues, esa miseria en torno nuestro? ¿Por qué ese trabajo penoso y embrutecedor de las masas, ¿Por qué esa inseguridad del mañana (hasta para el trabajador mejor retribuido) en medio de las riquezas heredadas del ayer y a pesar de los poderosos medios de producción que darían a todos el bienestar a cambio de algunas horas de trabajo cotidiano?

Los socialistas lo han dicho y repetido hasta la saciedad. Porque todo lo necesario para la producción ha sido acaparado por algunos en el transcurso de esta larga historia de saqueos, guerras, ignorancia y opresión en que ha vivido la humanidad antes de aprender a domar las fuerzas de la naturaleza.

Porque, amparándose en pretendidos derechos adquiridos en el pasado, hoy se apropian dos tercios del producto del trabajo humano, dilapidándolos del modo más insensato y escandaloso. Porque reduciendo a las masas al punto de no tener con qué vivir un mes o una semana, no permiten al hombre trabajar sino consintiendo en dejarse quitar la parte del león. Porque le impiden producir lo que necesita y le fuerzan a producir, no lo necesario para los demás, sino lo que más grandes beneficios promete al acaparador.

Contémplese un país, civilizado. Taláronse los bosques que antaño lo cubrían, se desecaron los pantanos, se saneó el clima: ya es habitable. El suelo, que en otros tiempos sólo producía groseras hierbas, suministra hoy ricas mieses. Las rocas, suspensas sobre los valles del Mediodía, forman terrazas por donde trepan las viñas de dorado fruto. Plantas silvestres que antes no daban sino un fruto áspero o unas raíces no comestibles, han sido transformadas por reiterados cultivos en sabrosas hortalizas, en árboles cargados de frutas exquisitas. Millares, de caminos con base de piedra y férreos carriles surcan la tierra, horadan las montañas; en los abruptos desfiladeros silba la locomotora. Los ríos se han hecho navegables; las costas sondeadas y esmeradamente reproducidas en mapas, son de fácil acceso; puertos artificiales, trabajosamente construidos y resguardados contra los furores del océano, dan refugio a los buques. Horádanse las rocas con pozos profundos; laberintos de galerías subterráneas se extienden allí donde hay carbón que sacar o minerales que recoger. En todos los puntos donde se entrecruzan caminos han brotado y crecido ciudades, conteniendo todos los tesoros de la industria, de las artes y de las ciencias.

Cada hectárea de suelo que labramos en Europa, ha sido regada con el sudor de muchas razas; cada camino tiene una historia de servidumbre personal, de trabajo sobrehumano, de sufrimientos del pueblo. Cada legua de vía férrea, cada metro de túnel, han recibido su porción de sangre humana.

Los pozos de las minas conservan aún frescas las huellas hechas en la roca por el brazo del barrenador. De uno a otro pilar pudieron señalarse las galerías subterráneas por la tumba de un minero, arrebatado en la flor de la edad por la explosión de grisú, el hundimiento o la inundación, y fácil es adivinar cuantas lágrimas, privaciones y miserias sin nombre ha costado cada una de esas tumbas a la familia que vivía con el exiguo salario del hombre enterrado bajo los escombros.

Las ciudades; enlazadas entre sí con carriles de hierro y líneas de navegación, son organismos que han vivido siglos. Cavad su suelo, y encontraréis hiladas superpuestas de calles, casas, teatros, circos y edificios públicos. Profundizad en su historia, y veréis cómo la civilización de la ciudad, su industria, su genio, han crecido lentamente y madurado por el concurso de todos sus habitantes antes de llegar a ser lo que son hoy.

Y aun ahora, el valor de cada casa, de cada taller, de cada fábrica, de cada almacén, sólo es producto de la labor acumulada de millones de trabajadores sepultados bajo tierra, y no se mantiene sino por el esfuerzo de legiones de hombres que habitan en ese punto del globo. ¿Qué sería de los docks de Londres, o de los grandes bazares de París, si no estuvieran situados en esos grandes centros del comercio internacional? ¿Qué sería de nuestras minas, de nuestras fábricas, de nuestros astilleros y de nuestras vías férreas, sin el cúmulo de mercaderías transportadas diariamente por mar y por tierra?

Millones de seres humanos han trabajado para crear esta civilización de la que hoy nos gloriamos. Otros millones, diseminados por todos los ámbitos del globo, trabajan para sostenerla. Sin ellos, no quedarían más que escombros de ella dentro de cincuenta años.

Hasta el pensamiento, hasta la invención, son hechos colectivos, producto del pasado y del presente. Millares de inventores han preparado el invento de cada una de esas máquinas, en las cuales admira el hombre su genio. Miles de escritores, poetas y sabios han trabajado para elaborar el saber, extinguir el error y crear esa atmósfera de pensamiento científico, sin la cual no hubiera podido aparecer ninguna de las maravillas de nuestro siglo. Pero esos millares de filósofos, poetas, sabios e inventores, ¿no hablan sido también inspirados por la labor de los siglos anteriores? ¿No fueron durante su vida alimentados y sostenidos, así en lo físico como en lo moral por legiones de trabajadores y artesanos de todas clases? ¿No adquirieron su fuerza impulsiva en lo que les rodeaba?

Ciertamente, el genio de un Seguin, de un Mayer y de un Grove, han hecho más por lanzar la industria a nuevas vías que todos los capitales del mundo. Estos mismos genios son hijos de industria, igual que de la ciencia, porque ha sido necesario que millares de máquinas de vapor transformasen, año tras año, a la vista de todos, el calor en fuerza dinámica, y esta fuerza en sonido, en luz y en electricidad, antes de que esas inteligencias geniales llegasen a proclamar el origen mecánico y la unidad de las fuerzas físicas. Y si nosotros, los hijos del siglo XIX, al fin hemos comprendido esta idea y hemos sabido aplicarla, es también porque para ello estábamos preparados por la experiencia cotidiana.

También los pensadores del siglo pasado la habían entrevisto y enunciado, pero quedó sin comprender, porque el siglo XVIII no había crecido como nosotros, junto a la máquina de vapor.

Piénsese en las décadas que hubieran transcurrido aún en ignorancia de esa ley que nos ha permitido revolucionar la industria moderna, si Watt no hubiese encontrado en Soho trabajado hábiles para construir con metal sus planes teóricos, perfeccionar todas sus partes, y aprisionándolo dentro de un mecanismo completo hacer por fin el vapor más dócil que el caballo, más manejable que el agua.

Cada máquina tiene la misma historia: larga historia de noches en blanco y de miseria; de desilusiones y de alegrías, de mejoras parciales halladas por varias generaciones de obreros desconocidos que venían a añadir al primitivo invento esas pequeñas nonadas sin las cuales permanecería estéril la idea más fecunda. Aún más: cada nueva invención es una síntesis resultante de mil inventos anteriores en el inmenso campo de la mecánica y de la industria.

Ciencia e industria, saber y aplicación, descubrimiento y realización práctica que conduce a nuevas invenciones, trabajo o cerebral y trabajo manual, idea y labor de los brazos, todo se enlaza. Cada descubrimiento, cada progreso, cada aumento de la riqueza de la humanidad, tiene su origen en el conjunto del trabajo manual y cerebral, pasado y presente. Entonces, ¿qué derecho asiste a nadie para apropiarse la menor partícula de ese inmenso todo y decir: Esto es mío y no vuestro?

3
Pero sucedió que todo cuanto permite al hombre producir y acrecentar sus fuerzas productivas fue acaparado por algunos.

El suelo, que precisamente saca su valor de las necesidades de una población que crece sin cesar, pertenece hoy a minorías que pueden impedir e impiden al pueblo el cultivarlo o le impiden el cultivarlo según las necesidades modernas.

Las minas, que representan el trabajo de muchas generaciones y su valor no deriva sino de las necesidades de la industria y la densidad de la población, pertenecen también a unos pocos, y esos pocos limitan la extracción del carbón, o la prohiben en su totalidad si encuentran una colocación más ventajosa para sus capitales.

También la maquinaria es propiedad sólo de algunos, y aun cuando tal o cual máquina representa sin duda alguna los perfeccionamientos aportados por tres generaciones de trabajadores, no por eso deja de pertenecer a algunos patronos; y si los nietos del mismo inventor que construyó, cien años ha, la primera máquina de hacer encajes se presentasen hoy en una manufactura de Basilea o de Nottingham y reclamasen sus derechos, les gritarían: ¡Marchaos de aquí; esta máquina no es vuestra! Y si quisiesen tomar posesión de ella, les fusilarían.

Los ferrocarriles, que no serían más que inútil hierro viejo sin la densa población de Europa, sin su industria, su comercio y sus cambios, pertenecen a algunos accionistas, ignorantes quizá de dónde se encuentran los caminos que les dan rentas superiores a las de un rey de la Edad Media. Y si los hijos de los que murieron a millares cavando las trincheras y abriendo los túneles se reuniesen un día y fueran, andrajosos y hambrientos, a pedir pan a los accionistas, encontrarían las bayonetas y la metralla para dispersarlos y defender los derechos adquiridos .

En virtud de esta organización monstruosa, cuando el hijo del trabajador entra en la vida, no halla campo que cultivar, máquina que conducir ni mina que acometer con el zapapico, si no cede a un amo la mayor parte de lo que él produzca. Tiene que vender su fuerza para el trabajo por una ración mezquina e insegura. Su padre y su abuelo trabajaron en desecar aquel campo, en edificar aquella fábrica, en perfeccionarla. Si él obtiene permiso para dedicarse al cultivo de ese campo, es a condición de ceder la cuarta parte del producto a su amo, y otra cuarta al gobierno y a los intermediarios. Y ese impuesto que le sacan el Estado, el capitalista, el señor y el negociante, irá creciendo sin cesar. Si se dedica a la industria, se le permitirá que trabaje a condición de no recibir más que el tercio o la mitad del producto, siendo el resto para aquel a quien la ley reconoce como propietario de la máquina.

Clamamos contra el barón feudal que no permitía al cultivador tocar la tierra, a menos de entregarle el cuarto de la cosecha. Y el trabajador, con el nombre de libre contratación, acepta obligaciones feudales, porque no encontraría condiciones más aceptables en ninguna parte. Como todo es propiedad de algún amo, tiene que ceder o morirse de hambre.

De tal estado de cosas resulta que toda nuestra producción es un contrasentido. Al negocio no le conmueven las necesidades de la saciedad; su único objetivo es aumentar los beneficios del negociante. De aquí las continuas fluctuaciones de la industria, las crisis en estado crónico.

No pudiendo los obreros comprar con su salario las riquezas que producen, la industria busca mercados fuera, entre los acaparadores de las demás naciones Pero en todas partes encuentra competidores, puesto que la evolución de todas las naciones se realiza en el mismo sentido. Y tienen que estallar guerras por el derecho de ser dueños de los mercados. Guerras por las posesiones en Oriente, por el imperio de los mares, para imponer derechos aduaneros y dictar condiciones a sus vecinos, ¡guerras contra los que se sublevan! No cesa en Europa el ruido del cañón; generaciones enteras son asesinadas; los Estados europeos gastan en armamentos el tercio de sus presupuestos.

La educación también es privilegio de ínfimas minorías. ¿Puede hablarse de educación cuando el hijo del obrero se ve obligado a la edad de trece años a bajar a la mina o ayudar a su padre en las labores del campo?

Mientras que los radicales piden mayor extensión de las libertades políticas, muy pronto advierten que el hálito de la libertad produce con rapidez el levantamiento de los proletarios y entonces cambian de camisa, mudan de opinión y retornan a las leyes excepcionales y al gobierno del sable. Un vasto conjunto de tribunales, jueces, verdugos, polizontes y carceleros, es necesario para mantener los privilegios. Este sistema suspende el desarrollo de los sentimientos sociales. Cualquiera comprende que sin rectitud, sin respeto a sí mismo, sin simpatía y apoyos mutuos, la especie tiene que degenerar. Pero eso no les importa a las clases directoras, e inventan toda una ciencia absolutamente falsa para probar lo contrario.

Se han dicho cosas muy bonitas acerca de la necesidad de compartir lo que se posee con aquellos que no tienen nada. Pero cuando se le ocurre a cualquiera poner en práctica este principio, en seguida se le advierte que todos esos grandes sentimientos son buenos en los libros poéticos, pero no en la vida. Mentir es envilecerse, rebajarse , decimos nosotros, y toda la existencia civilizada Se trueca en una inmensa mentira. ¡Y nos habituamos, acostumbrando a nuestros hijos a practicar como hipócritas una moralidad de dos caras!

El simple hecho del acaparamiento extiende así sus consecuencias a la vida social. A menos de perecer, las sociedades humanas vense obligadas a volver a los principios fundamentales: siendo los medios de producción obra colectiva de la humanidad, vuelven al poder de la colectividad humana. La apropiación personal de ellos no es justa ni útil. Todo es de todos, puesto que todos lo necesitan, puesto que todos han trabajado en la medida de sus fuerzas, y es imposible determinar la parte que pudiera corresponder a cada uno en la actual producción de las riquezas.

¡Todo es de todos! He aquí la inmensa maquinaria que el XIX ha creado; he aquí millones de esclavos de hierro que llamamos máquinas que cepillan y sierran, tejen e hilan para nosotros, que descomponen y recomponen la primera materia y forjan las maravillas de nuestra época.

Nadie tiene derecho a apoderarse de una sola de esas máquinas y decir: Es mía; para usar de ella, me pagaréis un tributo por cada uno de vuestros productos . Como tampoco el señor de la Edad Media tenía derecho para decir al labrador: Esta colina, ese prado, son míos, y me pagaréis por cada gavilla de trigo que cojáis, por cada montón de heno que forméis.

Basta de esas fórmulas ambiguas, tales como el derecho al trabajo , o a cada uno el producto íntegro de su trabajo . Lo que nosotros proclamamos es el derecho al bienestar, el bienestar para todos.

 


2 de octubre ¡no se olvida!

La mejor forma de recordar un movimiento que protestó contra el poder, es mantener viva la lucha y construir una organización para alcanzar las demandas que este y otros movimientos han mantenido por años.

Es importante que la conmemoración de esta fecha mantenga una postura cuestionante frente a las acciones que el Estado y el Capitalismo han generado en todos los planos de la vida.

El significado del 2 de octubre no se agota en un recuerdo histórico trágico , ni en un parte aguas cultural , si no que tiene un significado profundamente político y vigente , por que siguen vivas sus demandas y sus banderas , así como sigue presente la misma represión , incluida la militar, con que el gobierno nos persigue.

Es importante denuncia, actuar y promover la lucha estudiantil y popular frente a la violencia de estado, represión, hostigamiento, criminalización de las luchas sociales y violación a las libertades.

Los verdaderos cambios se dan desde abajo, en las calles, en el trabajo, en las escuelas, no en las cúpulas del estado y sus élites de poder (PAN, PRD, PRI) que representan intereses de las distintas facciones de la clase dominante.

Una lucha debe ser autónoma, en donde se tomen decisiones de manera colectiva; una organización horizontal, que tenga contacto con las necesidades de la mayoría de la gente. Los estudiantes igual que el pueblo resentimos el alza indiscriminada de las tarifas de transporte público, teléfonos, alimentos, renta y demás servicios básicos. Al mismo tiempo observamos un ataque hacia la educación, a los normalistas, maestros y universitarios, donde se favorece la privatización de la educación y se vive un simulacro de autonomía universitaria.

En Veracruz se vive una política echeverrista de populismo y corporativismo, cooptación de intelectuales y artistas, represión a campesinos y movimientos sociales, control de los medios de comunicación, y la perversión de un color que simbolizó la lucha de los trabajadores.

Apoyamos la demanda estudiantil por el 50% del descuento al pasaje de estudiantes y personas de la tercera edad.

Por una lucha estudiantil, anticapitalista y autónoma.

Libertad a los presos políticos

Alto a la criminalización de la protesta

Por la NO militarización del país

Contra el Estado y el Capital la otra campaña va

Kolektivo Anarkista Acción Libertaria

www.libertariasacciones.blogspot.com

 

atenco crimen de estado :documental

By libertarias acciones

 



Nos podemos preguntar cuál es el sentido de reivindicar el concepto de la justicia en un sistema asentado sobre las bases de la injusticia, y claro nos referimos al capitalismo y al Estado históricos y lógicos enemigos de la libertad de los pueblos y por lo tanto de los individuos, generando mecanismos que defiendan los intereses de una clase minoritaria y poderosa frente a los intereses del pueblo trabajador. Si bien nos sobran ejemplos pasados para nombrar, en estos momentos sigue viva la necesidad de denunciar las injusticias producto del Estado y el capitalismo en el que simplemente la justicia no es más que una palabra hipócritamente utilizada para la defensa de la propiedad privada, los negocios políticos y económicos, los lujos de unos y las miserias de otros, es decir perpetuar la explotación y la opresión sobre el pueblo que trabaja y demostrando la parcialidad del Estado en la hora de la impartición de la justicia no solo en México sino en todo el mundo.


Los 112 años del campesino y los poquitos de los ricos

Desde los trágicos sucesos de Atenco en el 2006 en las que cientos de personas fueron reprimidas brutalmente por los cuerpos policiacos federales, municipales y parapoliciales, muchos fueron los que llegaron a parar en las mazmorras de la cárcel por luchar por su tierra y su trabajo en un ataque orquestado por el gobierno. Es aquí donde entra a mención el compañero del FPDT (Frente Popular en Defensa de la Tierra) Ignacio del Valle quien junto con otros fue encarcelado por obvios motivos políticos dentro del Reclusorio Molino de Flores en Texcoco, Estado de México con una condena inicial de 67 años de prisión por los delitos prefabricados de secuestro equiparado y ataque a las vías de comunicación, pero ahora el Estado a través de sus aparatos punitivos y específicamente el juez Jorge Alberto Cervantes se dieron el lujo de aplicarle 67 años mas de prisión para entrarle a la moda en este tan cacareado tópico de los secuestros e inseguridad que se vive en México que no es más que un pretexto de la burguesía para legitimar su programa de militarización y represión a lo largo y ancho del país poniendo a Ignacio ya con 112 años como un peligroso criminal y a otros diez compañeros 30 años mas la sentencia que ya tenían. Este hecho pone en evidencia la parcialidad de la justicia del Estado que ve al trabajador que lucha contra las injusticias como un obstáculo para sus intereses y no como a los burgueses que les ayuda y hace favores cuando comente sus crímenes dejándoles en libertad pues no se oponen a sus intereses capitalistas, el ejemplo de los narcos, asesinos, estafadores, secuestradores, violadores, políticos, empresarios, genocidas, etc. Que pisan y se van de la cárcel, que son sentenciados con ridículas penas o que ni si quiera llegan a ella son mucho muy numerosos, lo que nos enseña que el sistema penitenciario se basa en una cuestión de intereses clases sociales.


El espejismo de la justicia
Las políticas del Presidente Felipe Calderon son solo una continuación del rol histórico del Estado, y este solo se ha atrevido a aplicar su “mano dura” a quien ponen en cuestionamiento los intereses de la clase dominante y las instituciones del Estado-Capital , siendo estas las que sientan las bases de la injusticia e inseguridad, así podemos afirmar que el problema no es el chistoso cuento de la “corrupción” de las instituciones sino que el mismo poder político por su naturaleza da pauta a ella y que por más que se intente buscar la justicia a través de Reformas en este sistema capitalista siempre será una ilusión inalcanzable pues vive en un mar de contradicciones y nosotros estamos convencidos de que la justicia, la libertad y la igualdad o marchan juntas o no marchan, que como pueblo trabajador nuestro papel es no dejarnos manipularnos por la burguesía que nos explota con sus tramposos discursos y combatir al Estado y el Capitalismo.

¡¡La justicia solo existe cuando existe igualdad económica, política y social!!

¡¡Libertad a Ignacio del valle y demás presos de Atenco, libertad a los presos de
Nueva Castilla en Monterrey y a todos los presos políticos!!

Rodrigo Palacios

 

Durante las últimas semanas y tomando como pretexto el secuestro y asesinato del joven de 14 años Fernando Martí, la burguesía mexicana ha desatado toda una campaña de histeria colectiva sobre la inseguridad en el país. Sin duda la historia de la muerte de este adolescente es triste y aterradora, pero los capitalistas mexicanos, como los de todo el mundo, en su natural e inmutable mezquindad, producto de la posición social que ocupan, han utilizado este acontecimiento como el pretexto perfecto para fortalecer las medidas de represión sobre los explotados.

La campaña reaccionaria de los explotadores, que propone la barbárica pena de muerte, la militarización del país y el endurecimiento de las medidas de control de los distintos cuerpos policiales sobre la vida de las personas no está dirigido a garantizar la “seguridad” de los explotados y los oprimidos, que dicho sea de paso, jamás podrán encontrar seguridad en un sistema que a diario los destroza física y mentalmente por medio de la explotación laboral, que son victimas de las extorsiones, robos y maltratos de las bandas policiales, etc. Esta campaña mediática está dirigida sólo a promover y garantizar la seguridad de una cosa: La seguridad de los capitalistas para preservar su putrefacto sistema de explotación, de miseria, de guerras, de destrucción ambiental, etc. Si hay algo que a la burguesía le interesa salvaguardar es su posición de clase dominante, su derecho y privilegio a explotar a los trabajadores, por tanto es ridículo que esos mismos burgueses que a diario matan de hambre y condenan a la miseria a millones de personas, ahora se muestren preocupados por lo que pueda ocurrir con el grueso de la población.

La muerte de Fernando Martí: El resultado de la propia descomposición social del sistema.

El adolescente Fernando Martí, como ya se ha comentado abundantemente en los medios de comunicación, era el hijo de un acaudalado empresario, Alejandro Martí, que hace menos de un año vendió el 100% de las acciones del Grupo Martí (Deportes Martí y los gimnasios de lujo Sport City) a otro poderoso capitalista, Alfredo Harp Helú, fundador de Banamex, por una cifra de 6,067 millones de pesos, algo así como 561.8 millones de dólares. Fernando fue secuestrado el 4 de junio de este año en la ciudad de México y a pesar de que su familia pagó por su rescate el 12 de junio, Fernando fue encontrado muerto en la cajuela de un automóvil el 1 de agosto.

El capitalista Alejandro Martí, padre del joven asesinado, describe todo lo que pasó su familia como: “las peores noches de nuestras vidas, la peor época de nuestra vida”, y no dudamos ni un instante de que efectivamente ha sido así y que el dolor de todos los familiares debe de ser inmenso, pero mientras los medios burgueses promueven su hipócrita lamentación y utilizan este caso para lanzar su asqueroso programa burgués, y de paso su campaña tramposa de “unidad nacional” para “enfrentar unidos a la delincuencia”, con lo que intentan, como lo hacen a diario, borrar las diferencias entre las clases, eliminar y diluir por medio de su discurso nacionalista de “unidad”, el abismo que en la vida real separa a los explotados de sus explotadores, los revolucionarios tenemos que aportar un análisis que señale cuales son las causas materiales de la “criminalidad”, y de todo el terror que se desata constantemente en la sociedad, el cual es producto del propio sistema capitalista, mismo que no puede ofrecer otra cosa que no sea barbarie para los explotados, y como en este caso, la propia burguesía no está exenta de ser salpicada por esa barbarie que su propio sistema genera.

A la “criminalidad”, el nauseabundo “análisis” burgués de los medios de comunicación, de las organizaciones patronales y de los políticos que se han pronunciado sobre el caso de la inseguridad, la intentan presentar prácticamente como una conducta innata, cuasi-genética en los “delincuentes”, por ello los representantes de esa clase (la burguesa) agotada históricamente, y por completo enemiga de todo desenvolvimiento sano y libre de la sociedad, sólo pueden proponer más barbarie, es decir más “mano dura”, un mayor control sobre nuestras vidas, penas carcelarias aún más altas de las que ya la maquina de opresión y muerte que es el Estado da a quienes han caído en sus garras, etc.

Antes de hablar sobre la base material del capitalismo, que es la que produce personalidades y conductas “anti-sociales” como la de los secuestradores, asesinos y demás, debemos de dejar claro que es necesario no caer en la trampa del discurso gubernamental, que llena páginas y programas televisivos hablando de “seguridad”, “paz”, “tranquilidad”, etc.

Hay que entender que estas palabras en boca de la clase dominante no pueden significar sino todo lo contrario para la clase explotada. Para el Estado la “tranquilidad” es la libertad de los capitalistas de extraer ganancias a cuestas del sudor de los trabajadores, y por tanto, todos aquellos que rompen esa cínica tranquilidad explotadora son “criminales”. El Estado no puede entender por “paz” y “seguridad” salvo la normalidad en que el capital somete a los explotados a la dictadura del lucro, al régimen esquizofrénico y deshumanizado (e inhumanizable) de producción de mercancías. Por tanto, hay que tener claro que en la medida en que confrontemos a la sociedad de clases y luchemos por una verdadera comunidad humana, sin dominación, sin clases, seremos catalogados por los defensores del capitalismo como “criminales”.

Economía, psicología y cultura capitalistas: Detonantes del comportamiento irracional del ser humano.
¿Pero qué hay de esa otra “criminalidad”, la de las violaciones, asesinatos, etc.? Como señalamos anteriormente, es una historia aterradora la del joven asesinado, y el hecho de que haya pertenecido a una familia de la clase capitalista no nos alegra (tendríamos que estar dementes), ni nos es indiferente, pues luchamos por una sociedad en la que no haya base alguna para este tipo de acontecimientos de muerte y violencia irracional, sin embargo estamos bastante lejos de apoyar o avalar los discursos igualmente aterradores del gobierno y los empresarios que sólo intentan profundizar y hacer más enfermizo a un sistema que ya de por sí lo es bastante.

Para nosotros esta clase de “delitos” o “crímenes”, son un producto de múltiples factores, los cuales tienen en común ser a su vez producto de las relaciones sociales del capitalismo. Uno de los factores de la “criminalidad” es sin duda alguna el económico; al vivir en una sociedad en la que tan sólo un puñado vive rodeado de lujos y comodidades, y la gran mayoría, que trabaja dura y penosamente, vive usualmente al día y llena de deudas y carencias, es normal que muchos de entre esa mayoría, a quienes les es difícil vestirse y alimentarse dignamente, recurran a medios de sobrevivencia que estén basados en atentar contra la libertad, la integridad o la vida de los demás. Hoy en día todos saben que en México las bandas burguesas del narcotráfico están “empleando” a jóvenes de entre las capas más pobres de la sociedad para que se dediquen a transportar drogas o a ejecutar a los miembros de los cárteles competidores. Todos ellos son jóvenes sin ninguna perspectiva ni porvenir alguno bajo el capitalismo, son jóvenes que estaban condenados al desempleo o a empleos temporales y ultra-explotados, que han visto en la industria del narco o en las bandas de secuestradores una salida “fácil” a su sombría situación.

Hay otro tipo de crímenes que si bien parecen no estar directamente ligados a lo económico, si son producto del carácter psico-social y cultural creado por el capitalismo. El capitalismo, que tiene como “moral” suprema a la ganancia y al lucro económico, despoja por completo al individuo de su carácter humano, para convertirlo en una vil mercancía como todas las demás. Bajo el capitalismo dejamos de ser nosotros mismos para convertirnos en “algo”, en una cosa que tiene que ser agradable al capital, a las necesidades de la dictadura del lucro, en una mercancía que satisfaga los requerimientos de nuestros patrones, en “algo” que sea útil a su vez para la producción de otras nuevas mercancías que se valorizan no por nuestros requerimientos humanos, sino por las necesidades artificiales que crea el mercado mundial del capital. Nos convertimos no en lo que nuestras capacidades y potencialidades humanas nos permiten, sino en aquello en lo que forzosamente nos tenemos que convertir para poder vendernos en el mercado del trabajo. Todo este régimen de locura produce en los individuos frustraciones, ansiedades y angustias, que al no poder ser aliviadas genuinamente bajo el capitalismo, se profundizan y crean toda una estructura psicológica enferma, que se expresa socialmente en comportamientos “destructivos” contra los demás o contra ellos mismos.

Sumado a los aspectos económicos y psicológicos (como se puede ver todos están fuertemente interrelacionados) está el aspecto cultural. La clase dominante promueve ciertos aspectos “culturales” basura que sirven para mantener un control mental sobre los explotados, para evitar que estos desarrollen un pensamiento crítico que los pueda llevar a cuestionar la explotación de la cual son victimas. Estos elementos “culturales” de control, combinados con la frustración, angustia y ansiedad que producen las condiciones materiales del sistema, dan pie a la formación de una cosmovisión bastante oscura para los individuos desesperados y sin ninguna alternativa; todo esto da pie a su vez al surgimiento cada vez mayor de “tendencias” juveniles expresadas muchas veces en las propias “tribus urbanas” que se caracterizan ya sea por el desprecio al ser humano y la apología a la muerte, por la tristeza y la depresión, por la drogadicción y la práctica de violencia pandilleril irracional contra otros jóvenes, etc. Todo ello es un caldo de cultivo para comportamientos irracionales como los que hemos venido viendo en México y en otras partes del mundo, donde jóvenes entran a sus escuelas armados y disparan contra todo aquel que tengan enfrente, donde otros matan a familiares, parejas o amigos, o atentan contra sus propias vidas.

El mismo terror capitalista alrededor del mundo, con sus innumerables guerras producto de las rivalidades entre los distintos Estados, y la tranquilidad con que se nos habla en los noticieros de estos eventos, como si fuesen lo más natural y humano del mundo, forjan en la estructura psicológica de las personas una tendencia a tomar con total naturalidad e insensibilidad la muerte de cualquier otro ser humano.

En resumen, son sociedades mentalmente enfermizas lo único que puede ofrecernos un sistema enfermo y asesino como lo es el capitalismo.

Marchas por la “seguridad”, una patraña de los explotadores para seguir sometiendo y controlando a los explotados.
Después de lo acontecido con el joven Martí, sumado a la violencia diaria que desata el narcotráfico, el conjunto de los empresarios mexicanos, es decir, de los explotadores que viven del trabajo ajeno, han comenzado a lanzar convocatorias para una “marcha por la seguridad y la paz”. Como hemos venido diciendo, esto no es más que vil hipocresía burguesa, pues la burguesía en lugar de buscar seguridad para todos, lo que quiere es aprovechar este pretexto para seguir profundizando su proceso de endurecimiento frente a los trabajadores y toda la población oprimida en general. Sabemos que Calderón, al llegar a la presidencia, y al saber que sus programas eran un claro ataque contra las masas, decide comenzar a gobernar con el ejército en las calles, con el pretexto de “combatir al narco”. Lo que la militarización del país pretendía era preparar el campo idóneo de la represión masiva, para cuando las luchas de las masas populares comenzaran a desatarse.

Hoy este caso le da al gobierno calderonista un nuevo y excelente pretexto para mantener al ejército en las calles y para fortalecer las medidas represivas contra la población. La marcha servirá al mismo gobierno de Calderón, enemigo de todos los explotados y oprimidos, como en general lo es todo gobierno, para reprimir con mayor tranquilidad, pues la represión y el uso de la fuerza policial serán vistas como algo que “pidió la ciudadanía”.

Además de todo, esta rancia campaña histérica de la “inseguridad” y la marcha burguesa, tienen de trasfondo las rivalidades inter-burguesas entre los distintos gobiernos. Este es un escenario más en el que se desarrollará la “guerra” mediática que desde el 2006 llevan a cabo el gobierno federal de calderón y una parte de la burguesía, contra el gobierno de Marcelo Ebrard y otra parte de la burguesía que apoya a éste último. Ambos personajes, más allá de sus disputas mediáticas, tienen en común ser enemigos de los trabajadores y administradores del capitalismo, el sistema que tiene por base la peor de las violencias: la miseria.

Pero es justamente esto último, la miseria, lo que también intentan ocultar con todo el show que han montado sobre la “inseguridad”. El desempleo, según el propio INEGI, viene creciendo estrepitosamente, los precios de los alimentos más indispensables se elevan escandalosamente cada vez más, los precios de los servicios suben un mes sí y el otro también. La miseria crece y se generaliza, y esto preocupa a los capitalistas, que no desean ver a las masas trabajadoras en las calles luchando por mejores condiciones de vida y cuestionándose este sistema de exclusión, por ello todo el espectáculo sobre la violencia les sirve también para desviar la atención de las masas sobre este punto.

Pero por más que traten de desviar la atención, el crecimiento de la pobreza esta allí, y el vaso se va a derramar tarde o temprano.

La única vía racional para barrer con el hambre, con la violencia burguesa, con la desigualdad, en pocas palabras, con toda esta barbarie, es destruir al capitalismo y reorganizar a la sociedad sobre bases verdaderamente libres, igualitarias y humanas.

¡Guerra al capital y su sistema criminal!

¡Ninguna alianza “por la seguridad” con quienes nos someten a diario!

GSL.

Agosto 2008.