El pasado 16 de noviembre se estrenó en diversas salas de cine del país la película-documental del director mexicano Luís Mandoki Fraude: México 2006, con el que se pretende mostrar las miles de irregularidades que se vivieron previo, durante y después de la jornada electoral del 2 de julio del 2006, así como demostrar con videos verdaderamente sorprendentes las formas en que se efectuó el fraude electoral en contra de Andrés Manuel López Obrador.



El documental en sí mismo es bueno, tanto por las pruebas que aporta de cómo se maquinó el fraude, como por sus atributos meramente cinematográficos, sin embargo, lo que pretendemos en este trabajo es abordar la cuestión del fraude, tomando como referencia algunas partes esenciales de la película, desde una perspectiva proletaria y revolucionaria, la única perspectiva que puede aportar una salida real a la problemática de millones de explotados en México y el mundo, y para quienes el capitalismo, tanto en su versión ultra-liberal, como en su modalidad estatista-proteccionista solo puede significar opresión y explotación.



El acto suicida de creer en las podridas instituciones burguesas.



El documental comienza con una reflexión de López Obrador (AMLO) sobre el fraude electoral de 1988 que llevó a la presidencia a Salinas de Gortari y en la que hace una analogía con lo sucedido 18 años después. Mientras se escuchan las palabras de AMLO, el director nos muestra escenas análogas de ambos acontecimientos, de 1988 y 2006, con sus respectivas multitudinarias movilizaciones populares, que atraían la simpatía de las masas empobrecidas, que honestamente salían a las calles a defender lo que ellos creían representaría un verdadero cambio en sus formas de vida: el triunfo de candidatos de la izquierda del capital, en el primer caso el de Cuahutemoc Cárdenas y en el segundo, casi dos décadas después, el de López Obrador.



Las imágenes son tan aleccionadoras sobre el carácter evidentemente opresor y anti-democrático de las instituciones burguesas, que uno se pregunta como pueden seguir habiendo miles de personas que participan sincera y honestamente en el movimiento de AMLO, esas que desean hondamente transformar sus vidas, que creen que todavía hoy es posible lograr la transformación de la sociedad a través de la vía electoral. Las imágenes y la propia experiencia vivida, debería ser suficiente para que los miles y miles de explotados y oprimidos que han brindado su apoyo hasta ahora a la izquierda del capital, se dieran cuenta que para terminar con la desigualdad social y construir una sociedad verdaderamente justa, las instituciones del Estado no sólo no son el camino, sino un verdadero obstáculo para la liberación de los oprimidos.



No dudamos que haya personas que hayan logrado llegar a la conclusión de que no hay salida a la situación mientras se siga jugando bajo las reglas de los explotadores y en las instituciones de los explotadores, sin embargo, la inmensa mayoría sigue influenciada por la ideología burguesa del camino de la "legalidad y las instituciones", legalidad que ampara y legitima la explotación, e instituciones que tienen por misión mantener al sistema que mantiene en la miseria a millones de pobres. Los explotados, los marginados y todos los oprimidos, deben de llegar a la conclusión de que si la burguesía, esa clase compuesta de patrones explotadores y banqueros especuladores y parásitos no ha sido ni siquiera capaz de permitir la llegada de un individuo que prometía implementar ciertos programas de cobertura social que hicieran menos pesada la explotación burguesa, mucho menos permitirá que mediante sus estructuras electorales se genere un cambio verdaderamente profundo y radical, pues ese cambio significaría la desaparición de ella misma en tanto clase social privilegiada y dominante.



Los trabajadores deben de llegar al entendimiento de que la verdadera contradicción de la que depende seguir viviendo bajo la explotación o alcanzar una existencia humana plena en todos los sentidos, no es izquierda o derecha en las contiendas electorales, sino continuidad capitalista o revolución proletaria . O seguimos con un sistema económico basado en las ganancias personales para unos cuantos privilegiados o ponemos la producción a nuestro servicio, para satisfacer las necesidades y garantizar el desarrollo pleno del ser humano.



AMLO alimenta la esperanza en las instituciones del Estado capitalista.



Otro momento aleccionador del documental, es cuando después de mostrar una buena cantidad de imágenes que mostraban lo sucio que fue el proceso electoral y la forma corrupta y degradante de actuar por parte de Calderón, el PAN, el IFE, Fox, gobernadores priístas, etc., el director muestra lo que fue el movimiento de "resistencia civil pacifica", sobre todo haciendo énfasis en el plantón de Paseo de la Reforma y el Zócalo capitalino. Algunas de las imágenes son conmovedoras, escenas donde mucha de esa gente del sector mas pobres de la sociedad aguanta inclemencias climáticas e incomodidades de todo tipo, escenas que muestran dolor, llanto e impotencia, pero también firmeza y determinación para luchar, en algunas otras la determinación va acompañada, por el contrario, de una alta dosis de alegría y creatividad, en medio de la convivencia popular, entre música, risa y baile.



Lo anterior demuestra que el largo sufrimiento de los proletarios genera una fuerte disposición para la lucha en su profundo anhelo de transformar sus vidas, pero esa determinación y esa fortaleza se ven desperdiciadas cuando no son administradas directamente por ellos mismos, en una lucha dirigida y determinada a partir de su propia actividad autónoma como clase. Esa disposición para la lucha se malgasta cuando está condicionada por un programa y por partidos burgueses, que por su propia naturaleza no podrían llevar más allá la lucha de esas masas. Eso queda claro cuando AMLO reconoce que él contuvo la lucha de las masas para evitar su radicalización y profundización. Esas palabras seguramente son del agrado de muchos pequeño-burgueses o de individuos pertenecientes a sectores "acomodados" del proletariado que se tranquilizan y se sacan de la cabeza la imagen absurda y malintencionada de un AMLO "violento y peligroso" que crearon los medios de comunicación, sin embargo, desde una posición revolucionaria, las palabras de AMLO demuestran la incapacidad de todos los programas burgueses para transformar la sociedad, aún de los que vienen acompañados de discursos a favor de las masas explotadas, puesto que la perspectiva de estos personajes, mas allá de si son honestos o no, no es la de destruir y enterrar para siempre al sistema capitalista, sino simplemente hacerlo "menos malo" para los oprimidos.



Además de contener la lucha y de encerrarla bajo un programa capitalista, igual que el de Calderón (distintos solo en la forma más no en el contenido), AMLO defiende la peligrosa idea (para las masas explotadas) de que la sociedad se puede transformar por medios pacíficos y legales, y mediante las mismas instituciones que hace apenas un año y medio a él mismo le robaron la elección.



Esto, por donde se le quiera ver, es un obstáculo para la toma de conciencia del proletariado, que solo puede acabar con su explotación destruyendo él mismo el sistema capitalista.



Del papel de la película en la conciencia de las masas.



El documental de Luís Mandoki, desde nuestra perspectiva, puede jugar dos papeles al mismo tiempo, mientras en algunas personas puede ayudar a clarificar el estado de putrefacción de las instituciones del Estado capitalista mexicano, y pueden llevarlo al convencimiento pleno de que la construcción de una sociedad realmente justa e igualitaria solo puede construirse si se destruye al Estado y el proletariado toma en sus manos los medios de producción y de vida (estos serán indiscutiblemente los menos); en otros, aunque causará una sana indignación, al mismo tiempo ayudará a reforzar la ideología burguesa de la lucha "ciudadana y legal" y la subordinación proletaria a los partidos y los dirigentes burgueses.



La tarea de los revolucionarios, en el primero de los casos, sería la de atraer definitivamente a esos individuos honestos y radicalizados a la perspectiva anticapitalista y revolucionaria. En el caso de los segundos, la tarea es continuar señalando el peligro de seguir confiando en las instituciones burguesas, profundizar nuestra crítica sobre ellas (la misma película nos da elementos para fundamentar esa crítica) y ayudar a promover la reflexión que permita superar todas las perspectivas y programas burgueses, a fin de que esos individuos desarrollen, por ellos mismos, un pensamiento revolucionario, que los lleve a luchar por una sociedad verdaderamente igualitaria, sin explotadores ni explotados, sin gobernantes ni gobernados, de seres humanos libres e iguales…



Grupo Socialista Libertario.

Noviembre 2007.